Que difícil se me hacen algunos días.
Luego de pasar 24 horas sin dormir, las voces en mi interior se hacen más claras.
No existe bien, ni mal, justicia o injusticia. Vivir es simplemente atravesar por un sinnúmero de accidentes azarosos que van perfilando nuestra experiencia.
Sin embargo, esto de vivir se acabará un día.
No sé por qué se aferra tanto el ser a esta existencia, pero creo que en la mayoría de nosotros existe un deseo profundo de no dejar de ser.
Porque morir es simplemente dejar de existir, perder todo vínculo, atadura, interpretación o comprensión de esta compleja serie de vicisitudes llamada vida.
No hay cielo ni infierno esperando más allá.
Son nuestras ansias de no enfrentarnos a la negación del ser, a la nada, las que dieron origen a todo tipo de creencias religiosas o espirituales.
Este tránsito carente de propósito, en el que buscamos formas de darle sentido, provoca un sinfín de emociones, sensaciones y pensamientos.
Somos esclavos de una conciencia atrapada entre nuestra biología y nuestro lenguaje. Es una prisión que no nos contiene solamente, sino que nos da forma, nos define.
Y simplemente tratamos de darnos una explicación que nos de sentido dentro de esta confusión cósmica que es la vida humana en la tierra.
Yo mismo trato de ocuparme del futuro, de construir alternativas mejores para mi existencia futura. Iluso ¿no?.
Cuando echo el ojo hacia el pasado, es cierto que gran cantidad de las cosas sucedidas correspondían a un curso de historia con cierta causalidad. O eso creí.
Hoy me percato que no hubo tal lógica. No hubo karma, nada del ábaco existencial que da cuenta de nuestro avance espiritual.
Las cosas, buenas o malas, simplemente suceden sin miramientos.
Claro que si se opera dentro de ciertos patrones o esquemas, aumentamos la probabilidad de que cierto tipo de eventos ocurran. Pero la verdad que no es confiable, no es ciencia exacta. Más bien es un ridículo juego de dados, articulados por un gato (vivo, muerto o ambas condiciones) en una caja,
Yo tenía fe, cuando comencé.
Hoy estoy triste y cansado
Luego de pasar 24 horas sin dormir, las voces en mi interior se hacen más claras.
No existe bien, ni mal, justicia o injusticia. Vivir es simplemente atravesar por un sinnúmero de accidentes azarosos que van perfilando nuestra experiencia.
Sin embargo, esto de vivir se acabará un día.
No sé por qué se aferra tanto el ser a esta existencia, pero creo que en la mayoría de nosotros existe un deseo profundo de no dejar de ser.
Porque morir es simplemente dejar de existir, perder todo vínculo, atadura, interpretación o comprensión de esta compleja serie de vicisitudes llamada vida.
No hay cielo ni infierno esperando más allá.
Son nuestras ansias de no enfrentarnos a la negación del ser, a la nada, las que dieron origen a todo tipo de creencias religiosas o espirituales.
Este tránsito carente de propósito, en el que buscamos formas de darle sentido, provoca un sinfín de emociones, sensaciones y pensamientos.
Somos esclavos de una conciencia atrapada entre nuestra biología y nuestro lenguaje. Es una prisión que no nos contiene solamente, sino que nos da forma, nos define.
Y simplemente tratamos de darnos una explicación que nos de sentido dentro de esta confusión cósmica que es la vida humana en la tierra.
Yo mismo trato de ocuparme del futuro, de construir alternativas mejores para mi existencia futura. Iluso ¿no?.
Cuando echo el ojo hacia el pasado, es cierto que gran cantidad de las cosas sucedidas correspondían a un curso de historia con cierta causalidad. O eso creí.
Hoy me percato que no hubo tal lógica. No hubo karma, nada del ábaco existencial que da cuenta de nuestro avance espiritual.
Las cosas, buenas o malas, simplemente suceden sin miramientos.
Claro que si se opera dentro de ciertos patrones o esquemas, aumentamos la probabilidad de que cierto tipo de eventos ocurran. Pero la verdad que no es confiable, no es ciencia exacta. Más bien es un ridículo juego de dados, articulados por un gato (vivo, muerto o ambas condiciones) en una caja,
Yo tenía fe, cuando comencé.
Hoy estoy triste y cansado