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Retrato de joven

Caracas, Venezuela

Hombre del campo

Sabana Redonda, Lara, Venezuela

Joven emprendedora

Impact Hub, Caracas, Venezuela

Mujer de Birongo

Birongo, Miranda, Venezuela

Retrato de la risa

Birongo, Miranda, Venezuela

Reconozco que no soy fuerte

Me abandono...
me entrego y doy por vencido...
pido clemencia para el caído.

Esta hambre insatisfecha...
es la mengua por afectos...
un abrazo o un te quiero...
que me reponga los huesos.

Pido tregua por humanidad...
un descanso en la batalla...
una mirada de paz...
que no soslaye mi alma.

El asedio rindió sus frutos...
las catapultas han llovido desesperanza...
los arcabuces tumbaron la fe a mis guerreros más bravos...
estaban llenos de desconsuelo.

Izo alto mi bandera blanca...
pido cese la metralla...
y que no vuelen más estas balas...
recubiertas de desdén y grabadas en mi espalda.

Porque este dolor no mata...
sólo tortura, arrebata...
volando los sueños más altos...
dejando ruinas ingratas.

Más de dos décadas...
lleva sin fin mi batalla...
y siempre he estado perdido...
más quise morir peleando.

Hoy no hay honor en esta guerra...
sólo fragilidad y pena...
nadie es héroe ni villano...
menos yo que vivo amargo.

Quiero un tratado de paz...
entre mi corazón y mi alma...
para que puedan seguir juntos...
sin contienda ni enemigos.

Ya hoy pido clemencia...
no queda nada de mi fuerza...
le pedí al cielo auxilio...
y nunca obtuve respuesta.

Reconozco soy muy débil...
para dejar de amar a fuerza...
mi voluntad no se opone...
pero el corcel ya no corre.

Llueve fuera

Llueve fuera...
y llueve dentro...
las penas se arremolinan...
me arrastran hasta un infierno.

La tormenta arrecia...
el frío llega a los huesos...
tiemblan de soledad mis labios...
se quiebran sin amor los besos.

La voz se ahoga en tempestad...
la piel se moja en tristeza...
y el lodazal atrapa mis pasos...
para hundirme en el lamento.

Mi sol y luna eclipsados...
por nubes de traición amarga...
hiel que recubre los campos...
y sinsabor en la entraña.

No hay refugio en mi alma...
para cobijarme la noche larga...
cuando hasta mi madre ha olvidado...
quien es su hijo, quien la llama.

Relámpago, fantasmal silueta...
una sombra en la oscurana...
que se arrastra y nada halla...
perdida toda esperanza.

Nadie sabría decirme...
por que si confié en el día...
la sombra vino a cubrirme,,,
y arrancarme la alegría.

Quizá despierte empapado...
en desamor del más agrio...
el fango pegado al cuerpo...
por un querer mancillado.

Y el sol sigue encumbrado...
más allá de nubes negras...
esperando verme aquí abajo...
para secar mis lágrimas, mis penas.

Y daré al nuevo día...
el fervor de pasos nuevos...
de horizontes infinitos...
donde pueda ya alzar mi vuelo.

Llovía.

Adele - Don't You Remember (Live at Largo)

ADELE - 'Make You Feel My Love'

Una canción para ti. Jesse & Joy - "Ecos de Amor"

Deambulo con la tristeza a flor de piel

Sombría como es ella...
solitaria como se la ve...
sin una sonrisa...
fiel a mi.

Los colores cambian con su presencia...
mis ojos se hinchan de tanto verla...
y ella me quiere, no me abandona...
está allí, esperándome en el peldaño, sola.

Siempre ha estado conmigo...
yo por décadas la he detestado...
y ella fielmente me ha esperado...
porque ella de mi no depende.

Suele arroparme en un abrazo...
que me ahoga hasta quitarme aliento...
sobre todo en estos tiempos...
en que he quedado devastado.

No es fácil vivir con ella...
sintiendo la presión en el pecho...
la garganta ahogada en tanta lágrima...
el desdén de los pasos...
y hasta la perdida del hambre.

Este tiempo de penumbra me ha ayudado...
a aceptarla en mi morada, en mi cama destrozada...
sus berrinches, sus arrebatos...
y sus delgados huesos blancos.

Aunque desate su ira...
melancolía...
sobrellevarla es más grato...
no debo sufrir ya tanto...
somos una sola piel y llanto.

Dejaré la puerta abierta, para que de cuando en vez...
me pueda visitar alegría...
y aceptar que en el alma mía...
tristeza vive mi vida.



Soy más que una memoria

No soy recuerdo...
no soy historia...
a ti que por ilusión vana...
me abandonas.

No soy yermo de olvido...
lodazal de añoranzas...
ni cauce de melancolía.

Soy hombre noble en mis acentos...
ingenuo ser que confía...
en las flores de amor puro...
a pesar de las espinas.

El presente trajo tormentas...
que devastaron los cimientos...
de mi hogar, del sitio de mis afectos...
me ha dejado desnudo, sin cobijo, sin sustento.

Soy un tiempo que no pasa...
un eterno presente que fluye...
en devenires distintos...
unos sonrientes, otros hirientes.

No ha cesado mi búsqueda de lo que quiero.

Así que no soy historia ni soy lamento...
soy la vasija de un alma, llena de amor honesto...
capaz de entregarse todo, comprometerse todo...
sin remilgos, sin cortapisas, total, entero, completo.

Soy de los hombres leales que no habitan en recuerdos...
porque están siempre presentes en las marcas de los besos...
en las laceraciones de mil caricias, en el fundido de dos cuerpos...
en los hijos que tuvimos y la vida que vivimos.

Olvidarme será más leve, que tenerme de recuerdo