No soy recuerdo...
no soy historia...
a ti que por ilusión vana...
me abandonas.
No soy yermo de olvido...
lodazal de añoranzas...
ni cauce de melancolía.
Soy hombre noble en mis acentos...
ingenuo ser que confía...
en las flores de amor puro...
a pesar de las espinas.
El presente trajo tormentas...
que devastaron los cimientos...
de mi hogar, del sitio de mis afectos...
me ha dejado desnudo, sin cobijo, sin sustento.
Soy un tiempo que no pasa...
un eterno presente que fluye...
en devenires distintos...
unos sonrientes, otros hirientes.
No ha cesado mi búsqueda de lo que quiero.
Así que no soy historia ni soy lamento...
soy la vasija de un alma, llena de amor honesto...
capaz de entregarse todo, comprometerse todo...
sin remilgos, sin cortapisas, total, entero, completo.
Soy de los hombres leales que no habitan en recuerdos...
porque están siempre presentes en las marcas de los besos...
en las laceraciones de mil caricias, en el fundido de dos cuerpos...
en los hijos que tuvimos y la vida que vivimos.
Olvidarme será más leve, que tenerme de recuerdo
0 comentarios:
Publicar un comentario