Los seres humanos llevamos dentro el potencial tremendo de ser grandiosos o ser míseros. Una dualidad que nos lleva entre espejo y reflejo. Podemos ser buenos y malos, compasivos e implacables, generosos y mezquinos.
Y todas estas etiquetas las construimos a partir de nuestros propios significados, de nuestra historia. Elaboramos narrativas que nos explican, que le dan sentido a lo que hacemos. Necesitamos y buscamos explicaciones. Y a veces actuamos de forma inexplicable.
Lo bueno de la locura es que no es necesaria explicarla. Es una suerte de zona donde no hay razones ni argumentos, las conductas simplemente suceden. Y en cierta forma, en ciertos momentos, el comportamiento humano está plagado de locura.
He sentido en el tiempo reciente el embate de la traición. Una acción fundamentada en el egoísmo que arrasó con los elementos que más valoro en mi vida. Esas cosas que dan el sentido que siempre he buscado, porque soy un humano que busca explicaciones, sentidos, propósito. Y me sorprende que una persona en esencia buena, elabora un entramado de narrativas para darle sentido a un accionar que hizo daño a otras personas. Simplemente para salvaguardar su autoimagen de persona buena.
En el ahora otro ser humano, que realiza acciones que puedo valorar como tremendamente poderosas, ha actuado también de formas que no logro comprender. Sus juicios profundos le llevaron a accionar de una manera que no interpreto coherente. Es como si su discurso de "ser impecable con las palabras" no fuese más que un recurso retórico, con una brecha muy grande entre lo dicho y la práctica.
Y ahora comprendo mejor el postulado de que "somos lo que hacemos y hacemos lo que somos". La deriva metafísica del ser inmutable ahora me queda clara. No sólo cambiamos nuestro ser sino que fluimos en el mundo. No somos. Simplemente estamos, pasando de un estadio a otro, de un accionar a otro. De ser héroes y villanos en la misma y única película.
Y eso da cierto aire de inocencia. Porque nunca conocemos el desenlace de nuestra historia. Vamos dando pasos a ciegas, mientras creamos una narrativa que le de sentido a este paso por el valle tenebroso de la existencia.
Y gente buena tiene conductas esencialmente malas, varias veces.
Ya logro comprender el poder que tiene el perdón. No para aceptar que lo malo no lo fuese, sino para dejarlo en el pasado que no podemos cambiar. Y si cambiar el futuro. Habilitar horizontes distintos dentro de este camino oscuro de la existencia.
Aunque me cuesta ego el hacerlo, ya comprendo porque debo perdonar