Nunca te entregué una rosa, dijiste que no te agradaban...
dijiste también que no valoraba lo que para ti era importante...
afirmaste que mi universo entero era mi razón trastocada...
Eros y Psique en una danza forzada.
Susurraste en la cama, con un grito hecho gemido, que era a mi a quien amabas...
más colocaste plazo a mis afectos y vencimiento a mis actos...
el amor no es suficiente vociferaste, la frase se hizo destino.
Debí obsequiarte la rosa, no debí negar mi anhelo...
sus espinas son reflejo fiel de como hieren los desvelos...
de no tenerte cerca, de no sentir tu aliento...
porque mi razón se extravió, una noche en el lecho...
creí que eterno sería este amor primero, luego de tantos intentos.
El querer siempre es suficiente, digo ahora con el tiempo.
Me despojaste del sueño, dormir por las noches no quiero...
lo que para ti no era importante, era un hombre bueno...
que te quiera en el ocaso y al alba te siga amando...
son tus juicios sobre el afecto lo único caduco en este cuento.
Te digo adiós sereno, pues aún siendo la mujer de mi vida...
no quedas más que para mi melancolía.
Debí obsequiarte la rosa.
0 comentarios:
Publicar un comentario