vengo clamando por una justicia implacable...
que dé lo que merece a quien me ha herido...
acuso a esa mujer de un crimen atroz, inconfesable.
Me ha robado el alma y no he podido denunciarla...
la autoridad civil no lo considera delito.
Cada día al ocaso, cuando la luz se cobija bajo el escudo de la tiniebla...
ella me quita el sueño sin pensar devolverlo, me arrebata la serenidad, la paz...
su sola memoria me inquieta, no hallo descanso al alba.
¿Cómo puedo demostrar el delito?, si la prueba esta inscrita en mi pecho...
Sacarla a la luz no puedo, sin arrebatarme la vida en el intento...
más si de este crimen no se le condena, sacaré mi corazón maltrecho...
para que atestigüen la injusticia contra un sencillo hombre honesto.
Porque sin ese amor yo muero...
condénela señor juez, a quererme...
como yo la quiero.
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