17 de julio de 2011 a la(s) 6:21
Desde aquí te ves imponente, majestuosa...
en el pináculo de esta montaña que elegiste vencer...
tomaste cada senda, cada grieta en la roca...
la aspereza del terreno, lo urticante de las ramas secas...
los espinos que se encarnaban tomando sangre de tus venas...
los vientos refrescaron tu frente, humedecida por inclemente sol...
la lluvia, los lodos, el deslizar de los pies no te detuvieron...
mis propios brazos y manos apenas lograron servir de soporte...
un ascenso largo, sostenido, inclemente, laborioso...
con el aliento agitado por los últimos tramos de esfuerzo, al fin...
al fin llegaste.
Coronada está la cima de este monte, antes infranqueable, por tu silueta...
bella, hermosa, deslastrada de vanidades...
Puedes mirar desde la cima, otear los cielos, tocar las nubes...
mirar tus sueños a la cara...
También estás sola, tremendamente sola...
yo caí a mitad de tu sendero...
El reto, el reto tampoco te acompaña ya.
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