19 de marzo de 2012 a la(s) 2:00
El zumbido largo, monótono y triste del ventilador...
un aire que al desplazarse apenas mueve mis sábanas...
ni los grillos parecen estar despiertos esta noche...
de ti sólo un leve sonido, tu respirar pausado, calmo, quieto.
Este mundo mudo que me rodea...
no logra percibir el torbellino de mi mente que no cesa, no calla, no para...
los pensamientos gritan en un jolgorio que me atormenta...
son tantos los ruidos aquí dentro, entre mis sienes, que no logro conciliar sueño...
las paredes de mi cráneo son como barreras, nada sale, nada entra.
Y te miro.
En este instante inmóvil en que descansas, en que callas...
percibo el latir desmesurado de mi corazón preso, las venas como cuerdas vibrantes...
una percusión inusitada que me mantiene despierto...
no hay armonía ni melodía, sólo escándalo, estruendo de recuerdos, ideas, juicios.
Y te miro.
veo de nuevo esos labios que despedían mi día con buenos deseos...
esa voz que desde fuera logra apaciguar los gritos que llevo dentro...
no la oigo, no la escucho, no la siento...
la armonía de esas palabras tuyas, hilvanadas, tejidas, entramadas...
ese acento tuyo, la voz de mujer serena, gentil, madre, amante...
necesito escucharlo, oirlo, sentirlo.
Me ensordece tu silencio
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