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Retrato de joven

Caracas, Venezuela

Hombre del campo

Sabana Redonda, Lara, Venezuela

Joven emprendedora

Impact Hub, Caracas, Venezuela

Mujer de Birongo

Birongo, Miranda, Venezuela

Retrato de la risa

Birongo, Miranda, Venezuela

Celebro que supe amar en demasía

Aún recuerdo esa primera vez en que te vi, la segunda que fue primera...
cuando arrollaste mi alma y era yo quien manejaba.
Mil encuentros de miel y besos...
cantos, risas y te quieros.
Hicimos familia, juntamos nuestros retoños...
todas mis hermosas mujeres, yo el padre y compañero.
Un lustro de afectos, de acariciar sueños.
Y aquel agosto postrero, de la familia que tenía...
decidiste que conmigo una vida no querías.
De todo aquello que tuve, quizás quedan hoy mis manos vacías...
y puedo atesorar mis cariños de hoy en día.
No cabe duda en mi alma que era yo quien te quería.
Este corazón forjado en ardiente fuego...
hizo de su compromiso acero, para soportar todo el peso...
de amar hasta el desconcierto.
No hay hombre que pueda querer de la forma en que yo quiero...
dando a plenitud la fuerza del alma mía...
celebro que supe amar en demasía.


Tener esperanza aún ante tanta tribulación

El país y mi vida personal no transitan buenos caminos. Y la condición bipolar no ayuda a que mi estado de ánimo no decaiga. No soy un optimista temperamental. Así que debo hacer un esfuerzo consciente y sostenido por mantener un pensamiento positivo.
Entonces haré un recuento de las cosas que me desagradan, revisar si son juicios fundados o construcciones interpretativas que no me ayudan. Luego contaré las cosas hermosas que si me agradan.
No me gusta vivir en casa de mis padres.
No tengo pareja y aún siento afectos por la mujer que no me ama. Creo que ambas cosas se retroalimentan y no veo como forzarme a dejar de sentir afecto por ella, con la que viví casi seis años y tuve una familia que aún veo bonita. En este punto me siento entrampado, me gustó mucho la familia que formamos y no fui responsable de su ruptura. Me siento como a un niño al que le arrebatan su más preciado tesoro, sin aviso y sin protesto. Dejar ir se dice fácil y habrá quien mencione la palabra apego, lo que si sé es que eso no es, para mí, cosa de poco tiempo. No tengo expectativas y tampoco logro dejar de sentir cuando las veo. Sólo veo en el paso del tiempo mi único aliado.
No puedo ver a mis niñas con más frecuencia. A Lola porque la distancia nos separa, tenía seis meses o más sin verla. A Vero porque su mamá se reserva tiempo con ella. Y Gaby no muestra interés en compartir conmigo, vive su propio mundo.
Mi mamá está perdida en la demencia. No hay nada que yo pueda hacer para aliviarla o hacerla sentir mejor. A veces me recuerda y me demuestra mucho cariño. Su conducta no es racional.
No tengo dinero suficiente. Trabajo y lo que gano se lo come la inflación. No sé como ganar más dinero.
La comunidad de coaches a la que pertenezco no ha aumentado mis posibilidades de negocios. Y su desempeño me ha desmotivado, cierto grado de decepción asoma.
El país atraviesa la peor crisis de la historia republicana venezolana. Vivimos en dictadura. No hay expectativas claras.

Estoy haciendo muchas cosas interesantes y poderosas, de esas que me animan y me inspiran hacia el futuro. El montar dos nuevos negocios en los que puedo ser socio, me anima. De hecho me hace feliz ver las cosas que puedo hacer cuando algo me entusiasma, me satisfacen las cosas que hago. Es mi genio creativo superándome cada vez más. Igual me pasa con las cosas que hago para Acción Campesina.
Mi papá es el mejor hombre que he conocido en la faz de la tierra, por noble, por sencillo, por leal. Sus gestos me ayudan. Me quiere incondicionalmente. Su temple de luchador me forjó y soy tan leal como el me demostró serlo. Ojalá fuese tan bueno como él, sin tener que padecer tanto.
Lola me ama. Lo siento y vivo cada vez que podemos vernos.
Vero me ama. Me lo muestra con esas formas suyas tan particulares, tiene mucho de mi mismo. Y puedo verla regularmente cada quince días. Es una lindura.
Gaby muestra ser una mujer de bien. Trabaja y estudia sin requerir mayor apoyo, toda una Farías. Es tan bonita y lo suficientemente lista como para llenarme de orgullo.
Tengo nuevos amigos, gente muy honesta y sincera. Me acompañan sin cuestionar mis arrebatos emocionales o, mejor aún, comprendiéndolos.
Mis viejos amigos como Luis, Francisco, Manuel e Ignacio me siguen mostrando su aprecio, sin importar distancias o mi inconstancia.
Mis seguidores en las cuentas de Argos me dan retroalimentación positiva y son una tendencia creciente. Pronto llegaré a mil seguidores en Instagram. Lo que digo y hago gusta.
Sigo invirtiendo en mi formación, este año ya van dos cursos nuevos. Me habilito para más y más cosas.
Mi compromiso con vivir da resultado. La fuerza de mis tristezas ha menguado.
Sé que soy un hombre valioso, leal y noble. No me cabe duda de ello.
Soy un mejor yo

Arquímides Farías

Sentir, reír, llorar

Ayer fue un día bonito. Después de tantos meses pude ver a mis hijas felices, juntas de nuevo. Cuando quieres tanto a alguien, verle estallar la alegría en el rostro te hace feliz. Y yo amo mis nenas. Hoy ellas están regocijándose juntas, aprovechando cada instante de tiempo que pueden pasar jugando y queriéndose. Francamente no hay mucho espacio para mi, los papás no solemos ser tan divertidos.
Ayer sentí alegría y otras tantas emociones más. Al regresar a casa, aunque estuve solo, me sentí acompañado de cariños y te quieros.
Y nunca es suficiente. Obtener más de esas compañías es lo que ansío casi siempre. Daré gracias por lo que recibí.
Hoy es un poco rudo regresar a un espacio vacío de afectos, es lo que me tocó vivir y mentiría si no admitiese que duele un poco. Sólo me reconforta que mis hijas están disfrutando su día de hermanas, de tantos cariños que no necesitan tenerme.
He llegado a pensar que soy algo así como un "dador", un ser que siempre está entregando algo, cuyo propósito en la vida es dar. Trato de ayudar a mis amigos, a gente que ni conozco, a mi familia y hasta pienso en resolver el mundo. Doy mi cariño de forma muy intensa a un grupo muy selecto de personas y no puedo esperar que tanto pueda retornar de la misma manera. Así que estoy comenzando a pensar que de vez en cuando quedo vacío, extenuado, sin más energía que dar. He allí mis tristezas.
Una amiga, en uno de mis momentos tristes, me dijo que sólo vivía entregándome y que debía empezar a pedir de vuelta; Arqui no puede ser siempre un hombre generoso y leal. La escuché y he tratado de pensar como se puede traducir eso. No sé pedir, sólo aprendí a entregar y me gusta. Me siento útil, me da sentido. El tema es que sería bonito recargarme y fluir en el afecto, no sé hacerlo. Es posible que de tanto querer, de ser tan cursi y tan querendón, termine agobiando o haciendo que el otro pierda el sentido de valor que pueda tener mi afecto. Sin aire no podemos vivir, y es tan abundante que ignoramos su presencia. ¿Será en parte lo que me sucede?
Así que esta conversación conmigo, en el jubileo de mi tristeza, me deja sin respuestas. Amo a una mujer y no me ama. Amo a mi familia y no la tengo conmigo. Estoy aprendiendo a quererme y aún así siento vacíos. Es extraño saborear lágrimas y al mismo tiempo dar gracias por ser tan noble como soy yo.
Es que en verdad siento, río y lloro de uno a otro momento

Adoro los días sencillos, cargados de plenitud

Al verme, Lola, tus ojos brillaron y la alegría de un salto arropó mi cuerpo...
esa fuerza de tu abrazo, de estar colgando de mi cuello...
esa sensación de querernos sin darnos cuenta del tiempo.
Mi Vero, tu hermana de alma, también vibraba por dentro...
en secreto escribió algo sólo para tus ojos verlo...
porque te quiere y te ama, como sólo nosotros sabemos hacerlo.
Caminar tomados de la mano, en el bullicio del centro...
con nuestro ser todo concentrado en amarnos en silencio...
un calor de palmas que grita ¡Mira que te estoy queriendo!
Una tarde, risas, besos, cuentos y cuentos...
Vero y Lola no imaginan lo feliz que me siento.

#Hijas #autorretrato #selfportrait #felicidad


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Hoy cumple años la más chiquita de mis hijas

Hoy es el cumpleaños número 10 de Lola. Es la segunda vez desde que la conozco que no puedo pasarlo con ella. Y aunque he madurado mucho este último año, esto es algo que aún me causa dolor.
Pude hablar con ella al teléfono y hasta su madre intercambió un par de palabras conmigo.
A veces recuerdo lo bonito que era vivir en familia.
Me alegra saber que Lola está bien, que le alegra su cumpleaños y la idea de poder vernos a mi y sus hermanas. Especialmente a Vero, son hermanas del alma.
Un hombre no sabe lo que es ser padre hasta que le toca. Y aún así no sabe de donde brota esa fuerza de amor. Ser padre es una cosa que sorprende, no tuvimos vínculo orgánico con nuestros hijos (no los llevamos en el vientre), simplemente los reconocemos luego de que nacen. Y podemos ser padres de hijos que no engendramos y no ver diferencia alguna. Siento que entregaría mi vida por Lola, Gaby o Vero indistintamente. Todas me hacen falta, siempre las extraño. Y cada una puede hacerme feliz con sólo sonreirme o decirme que me quiere. Verlas conquistar cosas, cosas todas distintas, me enorgullece, me grita por dentro y resuelve mi espíritu.
Hace poco tiempo me recordaron que no soy el padre biológico de una de ellas. Me molestó. ¿Cómo puedo hacer yo diferencia si la emoción es la misma, si mi corazón late igual? Es que no conocen mi corazón, lo fuerte que son mis afectos ni la nobleza de mi alma. Yo no quiero a medias, amo sin medida. Es de las pocas cosas que creo sé hacer bien.
No sé que será de nosotros, está más allá de mi posibilidad de control. Sólo me queda quererla bonito y a la distancia, demostrarle mi cariño cada vez que pueda y enviarle todas mis bendiciones. La fuerza es poderosa en mi familia.
Al final, aunque la distancia cause olvido, yo estaré siempre queriéndola como sólo yo puedo querer
Un feliz cumpleaños para mi Lola

Ya ha pasado un año

Ha pasado un año desde que mi familia tuvo que separarse. Ella, mi compañera, decidió que no quería compartir su vida más conmigo y en el proceso nos separó a todos. Mis dos hijas mayores con su madre y la menor con su abuela. En dos ciudades diferentes, ahora tengo menos oportunidades de verlas juntas.
Hoy me percato que era yo quien mantenía unida a la familia. Al sacarme de la ecuación, todos terminamos separados. No sé cuales fueron las razones que la impulsaron a tomar una decisión tan drástica, nos causó dolor a todos. Espero que alguien haya ganado algo de esta devastación, porque en el corto plazo sólo vi dolor y decepción, no sólo los propios.
Esta experiencia me llevó a los límites de mi capacidad de adaptarme y sanar. No tuve a disposición las medicinas que mantenían mis emociones en una banda "segura". Fui totalmente vulnerable a los embates de mis crisis depresivas. Y esta vez los monstruos no pudieron asediarme. 
Mi castillo no tenía paredes que derrumbar, no hubo nada que proteger. Esta total vulnerabilidad no me hizo más frágil, sino lo contrario. Me abandoné en la libertad de aceptar, no a resignarme. Es una distinción importante. Ahora me siento más seguro de mí mismo. Capaz de hacer lo que hasta hace más de un año me aterraba. Cambió la forma en la que veo al mundo, soy un ser diferente. Y me sorprende.
Tengo la libertad de reinterpretar el dolor y el fracaso. No son definitivos. Como tampoco lo es la victoria o el éxito. Y quiero cambiar las condiciones actuales de mi vida, sin dolor o sufrimiento implícitos. 
El pasado es un espacio de aprendizaje, el futuro no me preocupa o causa ansiedad. Es el presente lo que me mantiene ocupado ahora, un día a la vez y con la firmeza de lograr mi propósito.
Estoy convencido de mis virtudes, mi inteligencia y mi nobleza. Me hace sentir muy bien reconocer que soy un hombre valioso, amoroso y generoso. Al volcarme un poco más hacia fuera de mi y mi universo de preocupaciones, he encontrado las cosas que más necesitaba sentir dentro.
Amar sin medida, esa es la medida del amor. Creo que he aprendido. Y estoy feliz por ello
Como las quiero Gaby, Vero y Lola