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Ya ha pasado un año

Ha pasado un año desde que mi familia tuvo que separarse. Ella, mi compañera, decidió que no quería compartir su vida más conmigo y en el proceso nos separó a todos. Mis dos hijas mayores con su madre y la menor con su abuela. En dos ciudades diferentes, ahora tengo menos oportunidades de verlas juntas.
Hoy me percato que era yo quien mantenía unida a la familia. Al sacarme de la ecuación, todos terminamos separados. No sé cuales fueron las razones que la impulsaron a tomar una decisión tan drástica, nos causó dolor a todos. Espero que alguien haya ganado algo de esta devastación, porque en el corto plazo sólo vi dolor y decepción, no sólo los propios.
Esta experiencia me llevó a los límites de mi capacidad de adaptarme y sanar. No tuve a disposición las medicinas que mantenían mis emociones en una banda "segura". Fui totalmente vulnerable a los embates de mis crisis depresivas. Y esta vez los monstruos no pudieron asediarme. 
Mi castillo no tenía paredes que derrumbar, no hubo nada que proteger. Esta total vulnerabilidad no me hizo más frágil, sino lo contrario. Me abandoné en la libertad de aceptar, no a resignarme. Es una distinción importante. Ahora me siento más seguro de mí mismo. Capaz de hacer lo que hasta hace más de un año me aterraba. Cambió la forma en la que veo al mundo, soy un ser diferente. Y me sorprende.
Tengo la libertad de reinterpretar el dolor y el fracaso. No son definitivos. Como tampoco lo es la victoria o el éxito. Y quiero cambiar las condiciones actuales de mi vida, sin dolor o sufrimiento implícitos. 
El pasado es un espacio de aprendizaje, el futuro no me preocupa o causa ansiedad. Es el presente lo que me mantiene ocupado ahora, un día a la vez y con la firmeza de lograr mi propósito.
Estoy convencido de mis virtudes, mi inteligencia y mi nobleza. Me hace sentir muy bien reconocer que soy un hombre valioso, amoroso y generoso. Al volcarme un poco más hacia fuera de mi y mi universo de preocupaciones, he encontrado las cosas que más necesitaba sentir dentro.
Amar sin medida, esa es la medida del amor. Creo que he aprendido. Y estoy feliz por ello
Como las quiero Gaby, Vero y Lola