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Tener esperanza aún ante tanta tribulación

El país y mi vida personal no transitan buenos caminos. Y la condición bipolar no ayuda a que mi estado de ánimo no decaiga. No soy un optimista temperamental. Así que debo hacer un esfuerzo consciente y sostenido por mantener un pensamiento positivo.
Entonces haré un recuento de las cosas que me desagradan, revisar si son juicios fundados o construcciones interpretativas que no me ayudan. Luego contaré las cosas hermosas que si me agradan.
No me gusta vivir en casa de mis padres.
No tengo pareja y aún siento afectos por la mujer que no me ama. Creo que ambas cosas se retroalimentan y no veo como forzarme a dejar de sentir afecto por ella, con la que viví casi seis años y tuve una familia que aún veo bonita. En este punto me siento entrampado, me gustó mucho la familia que formamos y no fui responsable de su ruptura. Me siento como a un niño al que le arrebatan su más preciado tesoro, sin aviso y sin protesto. Dejar ir se dice fácil y habrá quien mencione la palabra apego, lo que si sé es que eso no es, para mí, cosa de poco tiempo. No tengo expectativas y tampoco logro dejar de sentir cuando las veo. Sólo veo en el paso del tiempo mi único aliado.
No puedo ver a mis niñas con más frecuencia. A Lola porque la distancia nos separa, tenía seis meses o más sin verla. A Vero porque su mamá se reserva tiempo con ella. Y Gaby no muestra interés en compartir conmigo, vive su propio mundo.
Mi mamá está perdida en la demencia. No hay nada que yo pueda hacer para aliviarla o hacerla sentir mejor. A veces me recuerda y me demuestra mucho cariño. Su conducta no es racional.
No tengo dinero suficiente. Trabajo y lo que gano se lo come la inflación. No sé como ganar más dinero.
La comunidad de coaches a la que pertenezco no ha aumentado mis posibilidades de negocios. Y su desempeño me ha desmotivado, cierto grado de decepción asoma.
El país atraviesa la peor crisis de la historia republicana venezolana. Vivimos en dictadura. No hay expectativas claras.

Estoy haciendo muchas cosas interesantes y poderosas, de esas que me animan y me inspiran hacia el futuro. El montar dos nuevos negocios en los que puedo ser socio, me anima. De hecho me hace feliz ver las cosas que puedo hacer cuando algo me entusiasma, me satisfacen las cosas que hago. Es mi genio creativo superándome cada vez más. Igual me pasa con las cosas que hago para Acción Campesina.
Mi papá es el mejor hombre que he conocido en la faz de la tierra, por noble, por sencillo, por leal. Sus gestos me ayudan. Me quiere incondicionalmente. Su temple de luchador me forjó y soy tan leal como el me demostró serlo. Ojalá fuese tan bueno como él, sin tener que padecer tanto.
Lola me ama. Lo siento y vivo cada vez que podemos vernos.
Vero me ama. Me lo muestra con esas formas suyas tan particulares, tiene mucho de mi mismo. Y puedo verla regularmente cada quince días. Es una lindura.
Gaby muestra ser una mujer de bien. Trabaja y estudia sin requerir mayor apoyo, toda una Farías. Es tan bonita y lo suficientemente lista como para llenarme de orgullo.
Tengo nuevos amigos, gente muy honesta y sincera. Me acompañan sin cuestionar mis arrebatos emocionales o, mejor aún, comprendiéndolos.
Mis viejos amigos como Luis, Francisco, Manuel e Ignacio me siguen mostrando su aprecio, sin importar distancias o mi inconstancia.
Mis seguidores en las cuentas de Argos me dan retroalimentación positiva y son una tendencia creciente. Pronto llegaré a mil seguidores en Instagram. Lo que digo y hago gusta.
Sigo invirtiendo en mi formación, este año ya van dos cursos nuevos. Me habilito para más y más cosas.
Mi compromiso con vivir da resultado. La fuerza de mis tristezas ha menguado.
Sé que soy un hombre valioso, leal y noble. No me cabe duda de ello.
Soy un mejor yo