Ayer fue un día bonito. Después de tantos meses pude ver a mis hijas felices, juntas de nuevo. Cuando quieres tanto a alguien, verle estallar la alegría en el rostro te hace feliz. Y yo amo mis nenas. Hoy ellas están regocijándose juntas, aprovechando cada instante de tiempo que pueden pasar jugando y queriéndose. Francamente no hay mucho espacio para mi, los papás no solemos ser tan divertidos.
Ayer sentí alegría y otras tantas emociones más. Al regresar a casa, aunque estuve solo, me sentí acompañado de cariños y te quieros.
Y nunca es suficiente. Obtener más de esas compañías es lo que ansío casi siempre. Daré gracias por lo que recibí.
Hoy es un poco rudo regresar a un espacio vacío de afectos, es lo que me tocó vivir y mentiría si no admitiese que duele un poco. Sólo me reconforta que mis hijas están disfrutando su día de hermanas, de tantos cariños que no necesitan tenerme.
He llegado a pensar que soy algo así como un "dador", un ser que siempre está entregando algo, cuyo propósito en la vida es dar. Trato de ayudar a mis amigos, a gente que ni conozco, a mi familia y hasta pienso en resolver el mundo. Doy mi cariño de forma muy intensa a un grupo muy selecto de personas y no puedo esperar que tanto pueda retornar de la misma manera. Así que estoy comenzando a pensar que de vez en cuando quedo vacío, extenuado, sin más energía que dar. He allí mis tristezas.
Una amiga, en uno de mis momentos tristes, me dijo que sólo vivía entregándome y que debía empezar a pedir de vuelta; Arqui no puede ser siempre un hombre generoso y leal. La escuché y he tratado de pensar como se puede traducir eso. No sé pedir, sólo aprendí a entregar y me gusta. Me siento útil, me da sentido. El tema es que sería bonito recargarme y fluir en el afecto, no sé hacerlo. Es posible que de tanto querer, de ser tan cursi y tan querendón, termine agobiando o haciendo que el otro pierda el sentido de valor que pueda tener mi afecto. Sin aire no podemos vivir, y es tan abundante que ignoramos su presencia. ¿Será en parte lo que me sucede?
Así que esta conversación conmigo, en el jubileo de mi tristeza, me deja sin respuestas. Amo a una mujer y no me ama. Amo a mi familia y no la tengo conmigo. Estoy aprendiendo a quererme y aún así siento vacíos. Es extraño saborear lágrimas y al mismo tiempo dar gracias por ser tan noble como soy yo.
Es que en verdad siento, río y lloro de uno a otro momento